SUGAMUXI EN EL SIGLO XXV, POR REYNALDO CABALLERO CACERES
Partieron los Uwas para su tierra y el cacique Sugamuxi procedió a dormir cuando la luna se encontraba cercana a la tierra. Un rayo teletrasportador ilumino su gran bohío y apareció el Señor de los muiscas en una esfera luminosa de diversos colores de las estrellas. Fue examinado por sistemas musicales siendo curado de inmediato de cuanta enfermedad padecía como caries, próstata, riñones, azúcar en la sangre, tensión alta, y es intervenido en su cerebro donde ubicaron nano chips informáticos con todo el conocimiento y la información de los últimos diez siglos y traductores de más de cien lenguajes interplanetarios. Sugamuxi se encuentra frente a seres delgados, altos, pintados de colores quienes le dan la bienvenida al siglo XXV. ¿Dónde estoy? en Suamox, fue la respuesta, pero en el futuro, mil años después de su tiempo. Sugamuxi conoció los tiempos por llegar. Los hombres vuelan, otros se teletrasportan y viven en inmensas colmenas que cuelgan de la luna. Recibió un collar de oro con tres cristales, uno rojo, otro verde y el tercero de color azul. Despertó temprano, pensó que el mambeo de hojas de coca le dio esas visiones y sonrió. Observo el collar con las tres piedras y vio que ese día arribarían hombres a caballo y destruirían la ciudad y ellos serían explotados y obligados a hablar la lengua del invasor. Se bañó en la fuente de Conchucua. Ordeno abandonar Suamox, el centro religioso de los muiscas y partieron para los llanos orientales. . Ese día, 4 de septiembre de 1.537 en las horas de la tarde llegaron los hombres que vienen del mar y quemaron el templo del sol.
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