martes, 12 de abril de 2016

Un ladrón de apartamentos entro a desocupar el 502 de un edificio de diez pisos. Eran las once de la noche. En su morral guardo joyas, un paquete de dólares, un celular de alta gama. Esa noche todo estaba saliendo bien cuando escuchó el llanto de un bebe en su cuna. Lo miro y el niñito le dijo: papi , hambre. El apartamentero se dispuso a prepararle el tetero cuando entraron los residentes y lo capturaron con la mano en la maza. Terminó de hacerle el tetero se lo dio con ternura y fue entregado a la policía. El contó que entro no a robar sino a darle la comida a un niño abandonado y que las joyas y los dólares eran el pago de su servicio.
CUENTOS AL AMANECER, REYNALDO CABALLERO CACERES.

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