martes, 4 de abril de 2017
Cuando llegué a la casa, mi mamá preguntó por mis hermanos. Éramos trece hermanos, siete hombres y seis mujeres. Con nosotros vivía la mamá de mi papá, mi abuelita, mas conocida como la Nona, y los vecinos decían que era “loca” porque usaba faldas largas de diferentes colores y flores en el pelo. Se hacia trenzas. Ella era de la Sierra Nevada de Santa Marta, adivinaba la suerte, leía la palma de la mano, el cigarrillo, el chocolate, echaba naipes y los leía y de eso vivía. Ganaba más dinero que mi papá, quien trabajaba de celador nocturno en una empresa de teléfonos; mi papá portaba un machete para defenderse de los ladrones. Los domingos le llevaba el almuerzo en un portacomidas.
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