EL ULTIMO DIA DE ANTONIO NARIÑO
FRAGMENTO NOVELA DE REYNALDO CABALLERO CACERES.
Días antes se despidió de sus amigos porque presentía que la hora de partir para la eternidad había llegado. Volvió a cerrar los ojos y su respiración estentórea calmo. Los salmos continuaban. El pueblo de Villa de Leyva sabía que Don Antonio iba a morir un día de estos, más pronto que tarde y empezaron a organizar su sepelio. Para la fecha del 13 de diciembre ya todo estaba listo. Una cripta en la iglesia, la banda de músicos que acompañaría el funeral, las señoras arreglaron sus vestidos negros en señal de luto, respeto y amor por aquel ciudadano que fue un gran majadero. De sus 58 años de edad, paso 16 años en cárceles, mazmorras, prisiones y huyendo de aquellos que veían en él un enemigo a vencer con trucos, declaraciones falsas, mentiras, acusaciones; decían que era un traidor, que era un ladrón de Diezmos…Un sacerdote salió de la habitación y ordenó que prepararan agua tibia para bañarlo y quitarle ese olor que tenía el cuerpo; empiezan a llegar vecinos y siguen a la sala donde hablan en murmullo en aquella larga espera. La neblina cubre la población y comienza a lloviznar. Al frente de la población se levantan altivas montañas. Es larga la vigilia. Alguien dijo: son las seis de la mañana y don Antonio todavía vive. “Dale Señor el descanso eterno y brille para él la luz perpetua” repetían con tristeza.
No hay comentarios:
Publicar un comentario