domingo, 21 de mayo de 2017

La vio venir con su falda de colores y hablando por celular. La mujer se detuvo frente a él y con una voz dulce pregunto si era el administrador del restaurante de pollo frito a lo cual respondió que era correcto, él era el dueño; estoy ofreciéndome para trabajar, tengo experiencia de fritar pollos, trabaje en Estados Unidos tres años y traigo una preparación exclusiva. Al mes de laborar en el restaurante, el éxito fue total, la clientela crecía cada día y las ganancias mejoraron. Don Ernesto pensó que debía asegurar a esta mujer especialista en pollos fritos. Si la hago socia, buena parte de las ganancias son para ella, si aumento el sueldo tendré todos los meses que subirlo, si la retiro, monta su negocio y me quiebra. La solución es enamorarla y casarnos, así me ahorro el sueldo. Meses después de la boda, don Ernesto falleció víctima de un ataque cardíaco y la mujer quedo viuda y dueña de todo el negocio.
REYNALDO CABALLERO CACERES

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