martes, 7 de junio de 2016



MI MONA LISA.
Un taxista contó con susto todo lo que está sucediendo cuando va conduciendo. Mira por el espejo retrovisor y ve una mujer de cabello negro, largo que sonríe con ternura. Mientras el conduce y no mira para el puesto de atrás, la mujer permanece en el espejo y siempre sonriendo, también mueve los labios como si estuviera hablando. Ella es muy bonita y usa blusas de diferentes colores. Un día ella le lanzo un beso con los labios y él sonrió. Fue donde un pintor y le dio las señas de la mujer: cara fina, ojos azules, pelo largo y negro, parecida a una actriz que realiza publicidad para un jabón de belleza. Durante varios días estuvo el pintor realizando el cuadro y cuando el taxista dijo que quedo igualita, el pintor dio el último pincelado. El rostro sonrió. Y ahora la llama Mi Mona Lisa. Coloco la pintura en el taxi y un día un pasajero expreso que él la conoció, que se llamaba Patricia y que había muerto en un accidente cerca de Villavicencio, en los llanos. Viajo a esta ciudad a buscar a los familiares de Patricia y cuando los encontró contó que ella está en el espejo retrovisor del carro. Fueron a verla y encontraron un aviso escrito con lápiz labial que decía ADIOS. No volvió a aparecer y el taxista luce la pintura en el taxi. Todos los pasajeros quieren saber quién es y el responde MI MONA LISA.

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