De un mordisco le quitó la oreja derecha, le mordió el seno izquierdo, de un puntapié la mujer rodó por el piso y perdió el conocimiento. Demandó a su marido por estas salvajadas y el juez al hombre le dio la casa por cárcel. La casa nooo… gritó la mujer.
REYNALDO CABALLERO CACERES.
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