Ella me miró y mi cuerpo se estremeció. Era alta, el cabello negro y largo y su cara era una calavera. Preguntó por una funeraria y le dije: a la vuelta la encuentra pero a esa hora está cerrada. Sonrió y partió con un caminar que soñé con las olas del mar. La volví a ver y era una mujer hermosa, preguntó por una floristería y con susto le dije dónde estaba. Ayer nos vimos y pregunté por una funeraria y hoy necesito flores. ¿Quién eres? pregunté, me dicen la muerte, y muchos nombres más, me llamas y llego al instante. ¿Deseas caminar conmigo y serás eterno? Partí con ella y fuimos felices. Desperté y miré por la ventana, una muchacha sonrió.
REYNALDO CABALLERO CACERES.
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