lunes, 5 de junio de 2017

Iba de tumba en tumba abrazando los muertos y llenándolos de besos, los abrazaba, les cantaba y los llamaba por su nombre. De pronto escuchó una voz que decía: ¿a qué has venido? Estoy aquí para decirles que los amo, ya que en vida no los conocí. Hacía tiempo que no venían por este lugar, estamos olvidados y morimos por falta de amor. Dígale a los vivos que se quieran y vivirán eternamente.
REYNALDO CABALLERO CACERES.

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