Viendo tanta guerra, violencia, corrupción, delincuencia, dictaduras, desempleo, pobres y miserables, Dios envío a Jesús a la tierra para que hablara con los hombres y lograr que cambien su mala conducta. En una Plaza de un pueblo de Boyacá apareció Jesús vestido con una túnica blanca y el cabello largo. Cuando la gente lo vio dijeron: trajeron un habitante de calle. Jesús camino por el pueblo y fue detenido por soldados que estaban reclutando campesinos. Como Jesús no tenía libreta militar lo subieron en un camión y con otros muchachos fue llevado al cuartel. Allí fue peluqueado, le pusieron un uniforme camuflado y empezaron a entrenarlos en el manejo de armas. El pelotón donde estaba Jesús fue enviado a la zona de guerra a perseguir guerrilleros, autodefensas, cuatreros, narcotraficantes, recolectores de coca. Cayo en una emboscada y con otros soldados fue un prisionero de guerra y enjaulado con doce militares entre soldados y policías. Durante dos años permaneció en esta difícil situación y como Jesús hablaba que él no había venido a traer la guerra sino la paz, a decirles amaos los unos con los otros, que todos somos hermanos, le decían que estaba loco. Un día paso un avión de la Fuerzas Aéreas y bombardeo el campamento y todos murieron destrozados por las inmensas bombas que cayeron del cielo. Cuando Jesús llego a la presencia de Dios acompañado por las almas de sus compañeros de cautiverio, Dios comento: descansen unos días porque volverán al planeta tierra en otra misión secreta.
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