Eran tres hermanas quienes durante 20 años esperaron la herencia dejada por su padre quien antes de morir manifesto que todo se repartiese por partes iguales. Solo una de ellas era hija del matrimonio, las otras dos eran hijas del amor clandestino. El pleito por la herencia fue muy largo y cada una de las hijas puso abogado. Ellos cobraban grandes honorarios, el juicio fue muy costoso y al fin salió la herencia y el juez distribuyo a cada una lo que legalmente le correspondía. La casa motivo de la pelea, fue vendida y el dinero repartido entre jueces, abogados y tinterillos. En un restaurante se encontraron las tres hermanas y dividieron la cuenta entre ellas y dijeron: acabamos de comernos la herencia, eso fue todo.
domingo, 14 de septiembre de 2014
LA HERENCIA-REYNALDO CABALLERO CACERES
Eran tres hermanas quienes durante 20 años esperaron la herencia dejada por su padre quien antes de morir manifesto que todo se repartiese por partes iguales. Solo una de ellas era hija del matrimonio, las otras dos eran hijas del amor clandestino. El pleito por la herencia fue muy largo y cada una de las hijas puso abogado. Ellos cobraban grandes honorarios, el juicio fue muy costoso y al fin salió la herencia y el juez distribuyo a cada una lo que legalmente le correspondía. La casa motivo de la pelea, fue vendida y el dinero repartido entre jueces, abogados y tinterillos. En un restaurante se encontraron las tres hermanas y dividieron la cuenta entre ellas y dijeron: acabamos de comernos la herencia, eso fue todo.
Eran tres hermanas quienes durante 20 años esperaron la herencia dejada por su padre quien antes de morir manifesto que todo se repartiese por partes iguales. Solo una de ellas era hija del matrimonio, las otras dos eran hijas del amor clandestino. El pleito por la herencia fue muy largo y cada una de las hijas puso abogado. Ellos cobraban grandes honorarios, el juicio fue muy costoso y al fin salió la herencia y el juez distribuyo a cada una lo que legalmente le correspondía. La casa motivo de la pelea, fue vendida y el dinero repartido entre jueces, abogados y tinterillos. En un restaurante se encontraron las tres hermanas y dividieron la cuenta entre ellas y dijeron: acabamos de comernos la herencia, eso fue todo.
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