jueves, 11 de diciembre de 2014


LA CASA DEL FAROL ROJO-REYNALDO CABALLERO CACERES
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El hombre que libaba ron sin parar, cayó muerto sobre la mesa. Se escuchó un disparo, el susto fue 

enorme, se abrieron las puertas de las piezas habitadas por mujeres prostitutas, los estudiantes que

 en ese momento nos encontrábamos en esta casa llamada “EL FAROL ROJO” no sabíamos que 

hacer, en la radiola continuaba escuchándose la canción que este hombre repetía una y otra vez, “No 

sé por qué tú me odias. No sé por qué no me quieres...” La administradora de este negocio se quedó 

mirándonos y dio un grito pidiendo que sacaran a esos niños. “Va a llegar la policía y nos jode.

. Saquen a estos pelados”. Una muchacha lloraba encima del cadáver, la sangre corría por el patio, el

 sombrero cayó al piso y el revólver con el cual se disparó se veía apuntando a una matera. Ese día 

llegamos unos diez compañeros del colegio quienes recibimos el título de bachiller y organizamos la 

despedida en esta casa de mujeres de la vida alegre, que de alegre no tiene nada.. Era la primera 

vez que asistía a una casa de prostitución. Rogamos varias veces al portero que nos dejara entrar 

para  bailar con las muchachas y tomar unas cervezas, tanto rogamos que al fin permitió entrar. “Que 

salgan las muchachas” le decíamos al señor que servía las cervezas. “No pueden salir, ellas duermen 

hasta las ocho de la noche, están trasnochadas”. Eran las tres de la tarde. “¡Que salgan las

 muchachas¡”…Las mujeres nos sacaron a empujones y salimos corriendo cuando abrieron la puerta

, no pagamos las cervezas que consumimos, nadie las cobro. Afuera había gente que entraron a la

 casa. “No sé por qué tú me odias...” Cuando llegue a mi casa, le pedí agua con azúcar a mi madre y

 ella pregunto porque estaba asustado; conté todo el episodio del hombre que se suicidó en la casa

 del FAROL ROJO. Mi madre me abrazo y comentó que tuve una experiencia muy fuerte y que tratara

 de olvidar.

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