Santandereano de nacimiento, boyacense de corazón!
Publicado: octubre 21, 2011 en Uncategorized
Sogamoso.
En la mañana muy temprano le marqué a su teléfono para apartar una cita.
Con la generosidad que no esperaba, contesto:
Si. ! Aquí Reynaldo Caballero! con quien tengo el gusto?
Rápidamente le hice una descripción de quién era y lo que hacía, y sin darle una oportunidad de hablar le comente de su libro “Un Amor Secreto de Bolívar” recién publicado. Necesitaba ganar credibilidad y pensé que la mejor forma era comentar a cerca de él, y agregué que quería conocerlo.
Después de unos minutos me comento que escribía unas crónicas para la radio, pero que a las once podríamos encontrarnos en la biblioteca de la casa de la cultura.
El sol era interminable y agotador.
11:15 y su presencia no era visible, no sabía cómo era en persona y debía abrir el libro para refrescar la memoria, y sin embargo lo llegué a confundir tres veces.
Apareció entre la multitud, me miro a los ojos sin detenerse, tal vez pensamos lo mismo. ¿Será él? Llego a la puerta de la biblioteca, saludó a la señora encargada, dio un vistazo a lugar como si fuera el dueño y se paró en la puerta a esperar. Vi su foto y supe que era él.
El lugar estaba fresco y tranquilo. Empezó diciéndome que las cosas hay que hacerlas que se sientan en el corazón y en el estomago porque en esta profesión tenemos amigos y enemigos, y los enemigos le ponen una placa en la espalda.
A sus 66 años Reynaldo Cáceres manejaba una tranquilidad y un humor que parecía incansable, para responder se toma el tiempo necesario y sus ojos transmitían seguridad en sus palabras.
¿Don Reynaldo, su profesión y su cuidad es otra. Como es posible que haya terminado aquí?
Se puso sus lentes, Sonrió y dijo: así es la vida. Nací en Bucaramanga en 1945, llegué Tunja en 1966 a la UPTC. Soy egresado como Ingeniero Metalúrgico en 1971. Luego entré a trabajar al Sena como instructor al Centro Nacional Minero con la intención de quedarme 1 año, y allí me quedé 30 años. Fui instructor, supervisor, asesor y llegué hasta el máximo cargo que es Jefe del Centro Nacional Minero y termine pensionado en el año 2000.
En el tiempo que estuve en el Sena yo publicaba una hoja que se llamaba Mecatronic, que eran crónicas futuristas, y lo repartíamos por todo el país por fax a los sindicatos del Sena y allá le sacaban fotocopias.
En el tiempo que estuve en el Sena yo publicaba una hoja que se llamaba Mecatronic, que eran crónicas futuristas, y lo repartíamos por todo el país por fax a los sindicatos del Sena y allá le sacaban fotocopias.
Mis cuentos eran relacionados con el hombre del futuro. El hombre que no sabe leer, hablaba de la tele transportación, hablaba del hombre invisible, del carro fantástico.
¿Por qué estos temas futuristas?
“Porque yo sabía, que esa tecnología llegaría, y yo sabía que el Sena estaba muy atrasado y que necesitaba un proceso de modernización, entonces yo en los cuentos decía que salió un egresado del Sena en mecánica automotriz pero que tocaba tele transportarlo al año de 1960, por que había sido formado por los motores de gasolina de ese año, y estábamos en 1980, entonces había que mandarlo era para el pasado porque el presente los motores eran para carros fantásticos, que se sube y se le dice lléveme a tal lado, entonces esos eran los cuentos de la imaginación, es más, a Colombia están llegando carros con GPS o posicionador satelital y él le ubica la cuidad, pero la ciudad no tiene sensórica, que son sensores para lograr la ubicación.
–Todo ese tiempo en el Sena yo estuve empujando—porque siempre estaba hablando de robótica de sensórica, de demótica.
Les decía a los estudiantes, quien hay en su casa? Nadie. Pues pónganle un comunicador y llamamos a la casa a ver si se esta incendiando, la nevera, llamemos a su nevera a ver si tiene leche o pescado, entonces la nevera llama a la canasta y le dice mándeme una libra de pescado, y se le recarga a su tarjeta de crédito.
Mejor dicho era la imaginación trabajando tecnologías del futuro con el fin de hacer crecer y modernizar.
Yo estuve estudiando Química avanzada en Canadá, yo decía: cómo va a meter trabajadores a una mina de carbón, metamos robots y los manejamos desde la superficie, y si la mina se cae se quedan es los robots, como vamos a matar gente.
Todo esto obligaba a los ingenieros, instructores y la institución que pensara.
En esa visión yo intercambia opiniones con gente de las operaciones internacional, yo les decía; les regalo los lotes aquí es Sogamoso, cojan una loma de estas y montemos una base de las estrellas y nos vamos desde esa base a viajar al espacio. Nosotros estamos 2.600 metros más cerca a la órbita geoestacionaria que Estados Unidos, todo es más fácil y más barato. Yo les decía, vamos para arriba vamos montando las bases para ir a las estrellas, a la luna aquí en esta zona, por eso es que en esta zona los Muiscas montaron el templo solar. Es que el templo solar no es más que un encuentro de los Muiscas con el sol.”
En ese momento una mujer apareció ofreciendo un par de tintos, sin tanta espera don Reynaldo detuvo su discurso y muy gentilmente pidió dos con azúcar.
Creo que ese fue un bueno momento para detenernos, él se deleitaba cada segundo hablando de su ciencia, y me explicaba algunos términos técnicos.
Cancelo con un billete de mil que lo dobló en dos partes y jugándole una broma a la mujer, con un humor muy fin le dijo: ahí van dos de mil, ella sonrió, se despidió, dio media vuelta, avanzó con un paso lento pero seguro y se marcho.
Tras unos pocos sorbos de tinto continuó, contándome que sus crónicas, escritos y artículos de opinión fueron publicados en el semanario Entérese de la ciudad de Sogamoso y que también por intermedio de la emisora comunitaria Sol Estéreo 99.1 FM, realizó programas como internet en la radio, los espíritus de la tierra, y desde el año 2009 conduce el programa El Altavoz, de contenido social, en el hablada de la situación actual del país y por supuesto como amanece el departamento de Boyacá y próximos eventos que se realizaran en la cuidad.
De repente dos hombres se acercaron a la mesa, y con una inmensa sutileza y educación le dieron la mano a don Reynaldo como si se tratara de un ser de otro planeta.
Reynaldo me presentó y les contó lo que hacíamos.
Me saludé con sus amigos, uno de ellos venia de Arauca, es de la cultura de los uwa. Gilberto Covaria es su nombre, un hombre moreno, grande, gordo y con unos rasgos muy bien definidos de la cultura de nuestros antepasados.
El venia a defender el patrimonio cultural para que este no se acabara y dijo:
–“Nuestra cultura es de muchos años atrás, nosotros si sentimos y amamos la naturaleza, o acaso ellos sienten el golpe de los ríos, sienten la fuerza del aire y del viento.
El gobierno no sabe cómo es el asunto cultural, nos llaman a eventos pero creen que somos un circo y que la gente se debe burlar de nosotros, el gobierno solo ve lo externo, lo interno es lo propio y no le dan el valor debido.
Queremos proponer que en los colegios y universidades, se cuente la verdad de quienes somos, y que hacemos, y que sentimos, y como lo expresamos con la naturaleza, queremos crear cultura, generar proceso, sensibilidad y socialización, se esta perdiendo la esencia.”
Queremos prepara poetas de nuestra cultura “uwa”, crear un traje típico, crear un lenguaje típico para que nos entiendan.
Me miró a los ojos y me dijo:
“Solo queremos aplicar la oralidad y el conocimiento, somos una familia que por años no pierda la tradición. No tenemos televisión, nos acostamos a las 6 de la tarde en una choza grande donde no existen las divisiones, siempre tenemos que estar todos. Luego hablamos hasta que los niños se duermen, después de eso vienen los temas para adultos.
Yo le quiero contar a usted que he escrito un libro, pero que no tiene las técnicas requeridas tal vez de la escritura, pero para mí lo importante es que me escuchen.
Dentro de poco viene un evento cultural en Sogamoso y ya no tenemos la misma participación, a eso venimos aquí, para ver si usted no puede colaborar en algo.”
–lo dijo.—mirando a don Reynaldo.
–lo dijo.—mirando a don Reynaldo.
Le entregó unos números donde lo podían localizar y les dio la dirección de la emisora diciendo:
Voy a apartar unas citas con unos funcionarios de la alcaldía, y les buscaré un espacio en la emisora para que la comunidad los escuchen y se enteren de lo que está pasando.
Era la 1:15 pm cuando se dio por terminada esta conversación y solo un vaso de agua tomaron.
Afuera el sol seguía fuerte.
Nos despedimos y salimos del lugar con don Reynaldo. Sonó el teléfono, era Estrellita, su esposa, le comento que su gata Yuma no aparecía y que por favor regresara pronto para almorzar.
— Voy para allá, un beso y un abrazo– respondió y salimos caminando.
— Voy para allá, un beso y un abrazo– respondió y salimos caminando.
En la calle el paso era lento, mientras avanzábamos él caminaba tranquilo, siempre sonreía, la gente lo saludaba como una figura pública que no era, que no será, pero que permanecía inmóvil en el tiempo gracias a su programa radial ¿Quiere Tintico? Emitido de lunes a viernes de 7 a 8 de la mañana.
Siempre me gusto escuchar a las personas. dijo:
Recuerdo en la universidad que todos me contaban sus historias de amor y desamor, de tristeza y soledad. Me las aprendía, las adornaba, y luego las contaba, con eso me ganaba la plata.
Recuerdo en la universidad que todos me contaban sus historias de amor y desamor, de tristeza y soledad. Me las aprendía, las adornaba, y luego las contaba, con eso me ganaba la plata.
Tiene hijos?
No. Para el año de 1971 mientras trabajaba en una empresa nuclear en Bogotá, un error nos cambio la vida a todos. Hubo una explosión y fuimos impregnados de cesio y otros materiales. Por esta razón soy estéril, pero Dios sabe como hace sus cosas.
Se me olvidaba me dijo:
“Me interne 6 meses en el manicomio porque quería saber que pasa allí .yo se que ellos son personas con un alto grado del saber, por eso están así. Jugábamos ajedrez en un vidrio, pues ya nos conocíamos el juego. Recuerdo que había uno que hablaba ingles y francés. La imaginación siempre ha sido parte de mi, y a ellos le sobrara, entontes era imposible no aprender de ellos.”
Habíamos caminada cinco cuadras, el sol ya me estaba matando, pero a él, parecía no importarle, siempre con la vista al frente y cuidadoso de cada paso.
Cuando atravesábamos el cementerio el teléfono volvió a sonar:
–si, estrellita ya voy llegando, solo estoy despejando la mente con las animas.
Cuando atravesábamos el cementerio el teléfono volvió a sonar:
–si, estrellita ya voy llegando, solo estoy despejando la mente con las animas.
Algo que siempre me sorprendió de él, fue, que después de cada intervención por culpa de los azares del destino, recuperaba el hilo de la conversación como si nunca hubiera pasado nada.
La política es cultura decía, y la ciencia es para todo, los únicos que se vuelven locos son los que no leen.
Los periodistas son distintos a nosotros, muchas cosas que llaman muertas, no lo están. El periodista es seco y muy real, con la crónica puedo adornar, con el cuento inventar.
Los periodistas son distintos a nosotros, muchas cosas que llaman muertas, no lo están. El periodista es seco y muy real, con la crónica puedo adornar, con el cuento inventar.
Estoy feliz de este lugar, de esta tierra, de conocer su historia, del olor a flores y hierva que se respira en sus calles, de las mujeres. Mi libro en parte es un homenaje a las mujeres sogamoseñas y llaneras, son fuertes y la historia no lo cuenta, lo que pasa es que la desconocemos. Adopte este lugar y aquí me enamore, y por lo que parece aquí moriré.
Después de una larga caminata llegamos a su casa. Grande, esquinera y con un inmenso jardín.
Sin más ni más me agradeció la compañía, estrecho su mano y me dijo: espero volver a verlo y saber de usted, ya sabe dónde encontrarme. Y se marcho…
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