LAS PESADILLAS
El torero dormía con pesadillas. Soñó que los toros de lidia no salían al ruedo, no se levantaban del suelo, permanecían echados y el primero de la tarde estaba arrodillado. En la gradería no había gente, la plaza estaba sola, nadie vino a la corrida. Caía una aguacero terrible. Despertó y fue a rezarle a la Virgen de la Macarena y a pedirle su protección. Llego la hora de la corrida, la plaza estaba colmada, el sol era hermoso, bailaba en el cielo, en los tendidos había alegría. Presagiaba una tarde para no olvidar.
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