RECORDAR PARA VIVIR.
Empezaba la primavera en Cape Breton, Canadá, y alli realizaba practicas en minas de carbón. Corría el año de 1.976 y fui invitado al festival de poesía donde leí unos poemas que había escrito en un cuaderno marca Bolivariano. Fueron leídos en castellano y mi voz se quebró y se quedo en las olas del océano Atlántico el cual me miraba todos los días y soñaba con la tierra lejana llamada Colombia, Boyaca, Sogamoso, Barrio el Rosario donde viví unos años antes de viajar a este bello país; el olor de la primavera y la alegría de los mineros de las profundidades del mar quedaron en mi mente para siempre.
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