jueves, 9 de octubre de 2014


LA HERENCIA-REYNALDO CABALLERO CACERES
En una notaría del pueblo se encontraban los herederos de unos de los hombres más ricos de la región. Eran cerca de cuarenta aspirantes a salir de allí ricos a tomar cerveza durante varios días en nombre del muerto. Algunos  hijos de la propia, de la segunda y tercera mujer,  hermanos propios, hermanos solo por parte de la madre, hermanos por parte del padre, tíos de toda clase, primos, sobrinos, nietos, bisnietos. El notario salió a un balcón y leyó el testamento el cual decía que todo lo que tenía lo gasto y que solo deja una plática , unos mil millones de pesos para su mejor amigo llamado “TEO”, quien siempre estuvo a su lado, con-sintiéndolo, mimándolo, en las de buenas y en las malas. Todos preguntaron por “TEO”.  De pronto llego un gato y uno de los asistentes dijo: es el “Teo” y todos se ofrecieron a cuidarlo como lo hacía el finado.

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