lunes, 21 de marzo de 2016

A Don Antonio le encanta probar este vino y sueña exportando vinos de Villa de Leyva al mundo conocido. Hasta sugiere un nombre para el vino. Recuerda cuando compraba café y té y exportaba a Europa. Son las ocho de la mañana y continúa el coro conformado por frailes y hermanas religiosas. Don Antonio abrió sus ojos que ven poco, todo es borroso y todo da vueltas a su alrededor. Ve pasar a los pies de la cama los ejércitos de la libertad que se dirigen al sur de país donde entablan cruentas batallas y un día que todavía no comprende, se quedó solo en el monte aguantando hambre y pensó: “debo entregarme porque mientras tenga vida hay esperanzas y puedo volver a las batallas”. Una mujer alistó la ropa que el sacerdote lucirá en la misa. Pidió los santos oleos, los cuales recibió de manos del sacerdote.
EL ULTIMO DIA DE ANTONIO NARIÑO, NOVELA DE REYNALDO CABALLERO CACERES.

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