jueves, 19 de noviembre de 2015
La mujer pasó por su lado y un dulce perfume lo embriagó. Recordó con cierto temor la noche que a su olfato llegó el aroma de las flores de primavera observando los restos de una mujer descuartizada guardados en un refrigerador.
Quedó sorprendido al ver las facciones de la mujer que emplea este perfume, su cara es bella, el color violeta de los ojos, el largo cabello que brilla con los rayos del sol y su andar de princesa para no decir de reina. Su imagen se grabó en su mente y su corazón dio un salto. Un asesino bello físicamente es raro, pero el perfume es el mismo de aquella horrible noche. Las partes del cuerpo de la mujer fueron numeradas y empacadas en bolsas de color rojo. Solo faltaba la mano derecha.
FRAGMENTO DEL CUENTO AIDA, REYNALDO CABALLERO CACERES.
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