miércoles, 25 de noviembre de 2015


La razón de la locura 
Eran las ocho de la mañana cuando el secretario del concejo municipal llamó a lista. No hay cuórum dijo. Continuamos dentro de una hora. A las ocho y media entró una dama quien lucía en el cabello rosas rojas, una larga falda roja y una blusa azul. Saludó a los concejales presentes y ocupó el lugar de un concejal ausente. Señor presidente empiece la sesión, dijo la dama. No es posible, falta un concejal para hacer mayoría, solo uno. Conmigo hay mayoría, empiece señor presidente. Todos los presentes rieron. Pido la palabra señor presidente, gracias, y sacó del corpiño un papel y leyó con voz fuerte. Proposición por medio de la cual solicitamos la renuncia del alcalde por no cumplir con sus obligaciones. Proposición en discusión, se va a cerrar la discusión, ¿aprueban los honorables concejales la proposición? En ese momento llegó un concejal y la dama preguntó: ¿señor concejal aprueba la proposición? El recién llegado dijo: voto positivo y soltó la risa. Entonces está aprobada la proposición. La dama se levantó y saliendo del recinto comentó: aprendan señores concejales, así es como deben actuar, solo saben presentar condolencias cuando un ciudadano muere. La dama soltó la carcajada y quitándose las rosas, las beso y las lanzó al recinto del concejo.
CUENTOS AL AMANECER, REYNALDO CABALLERO CACERES.

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