jueves, 19 de noviembre de 2015
La neblina cubre la población y comienza a lloviznar. Al frente de la población se levantan altivas montañas. Es larga la vigilia. Alguien dijo: son las seis de la mañana y don Antonio todavía vive. “Dale Señor el descanso eterno y brille para él la luz perpetua” repetían con tristeza. Todos están convencidos que de hoy no pasa. Es el último día de Don Antonio, repetían por todas partes. Los salmos penitenciales inundan la casona y se escuchan por toda la Villa y a medida que la población despierta elevan una oración por aquel hombre que entre ellos se está despidiendo para siempre. La noticia que Don Antonio está moribundo corre por las poblaciones cercanas y se alistan a despedirlo. “Mija, me voy para Villa de Leyva a decirle adiós a un verdadero patriota, que buscó este rincón para empezar su peregrinación por los valles de Dios.
FRAGMENTO DE LA NOVELA "EL ULTIMO DIA DE ANTONIO NARIÑO", REYNALDO CABALLERO CACERES
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