Despidió al señor que conoció en la plaza de mercado quien le pregunto si creía en el diablo y el respondió que no creía en diablos. El señor se disgustó y se perdió entre la gente que hace mercado. Caminó para su vivienda y cuando faltaban unos quinientos metros para llegar vio un perrito blanco , lo alzó y se lo llevó para que tuviera un hogar. A medida que avanzaba el perro iba creciendo y era cada vez más pesado; faltaban unos cien metros cuando el perro creció tanto que lo soltó al suelo y allí tomo forma de toro primero y después apareció el señor de la plaza de mercado, el que le pregunto si creía en el diablo. Quedó oliendo a azufre. Llegó a la casa asustado y le contó a la esposa lo sucedido, en ese instante entro a la alcoba un perrito blanco igual al que el encontró. Ella dijo: eran dos perritos y me traje uno, el otro debe estar por ahí.
“CUENTOS AL ATARDECER”, REYNALDO CABALLERO CACERES.
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