martes, 21 de marzo de 2017

Mientras desayunaba en el único restaurante del pueblo, escuchó disparos y en forma inmediata todos salieron a ver que sucedía. El siguió saboreando los huevos fritos que tanto gustan cuando entró un policía y dijo: señor juez el borracho de siempre está disparando al aire. Ya salgo, respondió el juez. El tal borrachito fue detenido , el arma decomisada y sancionado a barrer las calles del pueblo todos los días a las cinco de la mañana, a pintar todas las casas de blanco, a traer el agua del rio a la casa del alcalde, y a aprender a leer y escribir : está prohibido disparar al aire. El borrachito era analfabeta.
CUENTO AL ATARDECER.
REYNALDO CABALLERO CACERES

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