Eran las diez de la mañana cuando picó un enorme pez, un bagre enorme. La lucha fue tenaz y al fin sacó del rio el sustento de la familia, era de diferentes colores. El pescador se miró en los ojos del pez y tuvo miedo, sintió susto, quedó como hipnotizado, vio como en una película, que moría pescado por los hombres. Arrojó el pez al agua, de pronto escuchó una voz que venia del caudaloso rio: gracias por dejarme vivir, soy la sirena de las aguas.
CUENTO AL ATARDECER
REYNALDO CABALLERO CACERES..
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